jueves, 7 de enero de 2010

APROXIMACIONES AL BUDISMO ZEN

El miedo nos hace poner blancos, el motivo es que la sangre se retira a los órganos internos y a los músculos para un mejor movimiento de huida o ataque-defensa. En caso de herida la pérdida de sangre es menor. En caliente las lastimaduras duelen menos a efectos de permitir la defensa de la vida en el combate o en la huida. Como el samurai tenía vedada la retirada por deshonrosa, hubiera envidiado las diferentes oportunidades de reacción que tiene un tenista. La primera distracción le costaba la muerte. Concentrarse debidamente y no ceder a la inhibición que produce el miedo eran actitudes decisivas en su práctica.
Los samurai y en general los guerreros japoneses, los bushi, hicieron algo más que nutrirse del zen, lo convirtieron en su religión. Pero al mismo tiempo ellos influenciaron a los monjes zen japoneses. A tal punto fue la fusión que en un momento se llamó Osho, (maestros zen) a todo maestro de artes marciales ¿Qué fueron a buscar los guerreros y que pudo darles el zen para que profesaran su práctica durante siglos? ¿Y entonces, qué podría extraer un deportista del zen?

• En primer lugar el Zen les dio disciplina y fortaleza mental para el arte de la guerra.
• Les brindó una filosofía de vida muy cercana a la que los estoicos habían construido y adoptado siglos atrás (aunque el Zen era anterior al estoicismo y no conocemos si hubo influencias recíprocas). Indiferencia ante la muerte y a cualquier otro padecer humano. Eficiencia, valor y concentración eran los fundamentos psíquicos del combate.
• Aprendieron a distinguir lo esencial de lo intrascendente, la heroica muerte en combate o en el harakiri en detrimento del amor y apego a una vida que los apartara de su misión en este mundo. Esta misión consistía en ser una máquina de matar en función todo aquello que, según su código de honor, fuera una causa noble.
• El Zen contribuyó a equilibrar sus emociones. Debían calmar la lógica angustia ante la muerte. Ordenadas sus emociones, adquirieron velocidad mental y concentraciónexclusiva en el combate. Los guerreros buscaban la muerte en lugar de evitarla, no eran suicidas sino algo muy diferente, iban a su encuentro para derrotarla. Estando ya en pelea no anhelaban otra cosa que morir gloriosamente. Recordamos la diferencia que hacemos entre buscar a la muerte (o a la derrota en el deporte) equivalente al vengador que va a buscar a al agresor que mató a su familia; y que diferenciamos de ir como objeto pasivo a la búsqueda de la muerte (o de la derrota). Existe una clara diferencia de actitud entre ambas posiciones.
¿Qué es el Zen? Intentemos un pequeño acercamiento. El vocablo Zen deriva del sánscrito Diana, que se traduce como meditación, pero la palabra concentración (o focalización) sería mucho más específica y apropiada. El verdadero sentido se pierde en la traducción ya que para el occidental meditar es sinónimo de pensar o reflexionar sobre un tema elaborando pensamientos concientes sobre su resolución, mientras que para el zen meditar es vaciarse de pensamientos, es centrarse sobre la respiración o sobre un objeto dejando de lado los pensamientos concientes. Todo el sentido de la práctica zen parece corroborar esta diferenciación que intentamos hacery que nos aproxima notablemente a los deportes donde la concentración es un componente esencial.
Del sánscrito al chino surgió Ch an na y en japonés se transformó en Zen Na para finalmente abreviarse en ZEN. El Zen no es un concepto elaborado sino básicamente una búsqueda o una meta a alcanzar, esta se logra con la revelación de la verdad o SATORI, que es la comprensión sorpresiva de la verdad. También se puede entender como iluminación.
El Zen fue introducido en Japón hacia el 1200 y tuvo una importante aceptación entre los guerreros samurai, ya que ofrecía un método directo y concreto con un importante papel de la disciplina. El Bushido, camino del guerrero, se nutrió así de un importante contenido espiritual. ¿Cómo el budismo, que predica la dulzura y el respeto a la vida pudo ser asimilado para un fin tan distinto a aquél para el que fue concebido? El zen es un ejemplo de cómo algunas religiones pueden ser amputadas de su esencia y desviadas de su fin primigenio. Los primeros monjes budistas llevaban una escobilla para barrer el lugar donde se iban a sentar para no matar ninguna forma de vida por más diminuta que fuera.
El sensei Raymond Thomas en su libro Zen Do, el camino del Zen, compara al Zen con el cubismo, mientras la pintura clásica toma la realidad desde un único punto de vista, el cubismo la aborda desde varios perspectivas simultáneas y juntando fragmentos. Una mujer puede ser un ojo, un cabello, una boca, un pecho, pero enfocados simultáneamente de diferentes ángulos. El Zen busca la verdad intrínseca desde varios puntos de vista y siempre es algo distinto a la mera apariencia.
Las intervenciones del maestro deben ser entendidas en esta dirección. Una respuesta Zen nunca es exactamente lo que se espera, inevitablemente tiene un grado de desorientación, lo que implica que es una verdadera respuesta ya que aporta una nueva perspectiva. Una enseñanza Zen nunca es un punto de llegada, sino un punto de partida. El discípulo tiene que desarrollar su propia subjetividad, el maestro nunca le entrega el conocimiento como un producto terminado. Si el discípulo pide un pescado (la verdad) el maestro le da una caña (el instrumento), pero primero le pega con ella (lo despierta). En ese sentido tanto la interpretación psicoanalítica según Lacan un medio decir, como el aforismo la verdad solo se dice a medias, coinciden con este principio Zen, al igual que su frase el látigo del significante que pega y despierta al analizante.
Si se desea incorporar el Zen, como una idea cualquiera, repitiéndola sin asimilarla, pensarla o hacerla nuestra, no tendrá futuro ni consecuencias en la vida de la persona. Un aforismo Zen asegura, el plumaje postizo no crece.
Existe un relato sobre un discípulo que pregunta insistentemente al maestro sobre el sentido de la vida, el maestro no responde. En una ocasión el discípulo se agacha a tomar agua de un arroyo, el maestro lo toma por la nuca y le hunde la cabeza en el agua durante minutos. Al emerger el discípulo ha hecho una experiencia personal donde vivenció el sentido de la vida, en cierto modo inexplicable y que sólo puede experimentarse, es el deseo de vivir. En el Zen la teoría nunca reemplaza a la praxis.
El cuerpo es considerado algo principal y objeto de todos los cuidados posibles. Encontró así en las artes marciales una similitud de objetivos. El cuerpo debe ser un instrumento de nuestro pensamiento, un servidor y nunca un amo. Las emociones deben seguir el mismo camino.
Buda marcó un Octuple Sendero, se lo enumera pero esto no define prioridades o importancia dentro de los ocho caminos: (CUADRO)
Hacer zaZen es hacer concentración sentado, za (sentado) Zen (concentración) El samurai hace Zen peleando, el deportista hace Zen jugando, el negociador hace Zen dialogando. Hacer Zen es llegar a la esencia dejando de lado la apariencia. Es llegar a lo central dejando de lado lo periférico. El entrenador hace Zen cuando en la corrección del movimiento llegó al núcleo del problema. El psicoanalista hace Zen cuando llega a la médula del síntoma, la pulsión (el impulso que le da fuerza psíquica). Cuando el maestro de artes marciales hace el golpe lo hace con la máxima economía de movimientos porque ha llegado a lo esencial, eso es Zen. El tenista que adquiere destreza llega a la maestría del arte, pero para ser campeón tiene que tener la mente Zen en los momentos cruciales y decisivos de los partidos.
El arquero hace Zen cuando centra el disparo. Introduzco un término nuevo que es Zentrar al modo del arquero. Hacer Zen es Zentrar nuestra conducta, Zentrar nuestros pensamientos y nuestras emociones. Este término nos permite darnos cuenta que podemos hacer Zen todo el tiempo y no solo cuando hacemos zaZen, centrarnos sentados.
Zen tiene múltiples resonancias. El Zen es dejar Actuar nuestra propia naturaleza o dejar actuar lo no mental por puro reflejo